Cuando una
persona está haciendo piragüísmo (por ejemplo) obtiene una experiencia de todo
su alrededor, es decir, de todo lo que
tiene que ver con él (cuerpo vivencial). ¿Le prestamos atención en todo momento
a nuestro cuerpo?
Para poder
responder a ésta pregunta, vamos a ver tres características de la dimensión de
la presencia del cuerpo:
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EL CUERPO PARA SER
El
piragüista, obtiene una experiencia de todo lo que le rodea, que experimenta
nuestro cuerpo, pero, en ése momento, no somos conscientes, no le prestamos
atención, a nuestro cuerpo.
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EL CUERPO PARA EL OTRO
Cuando
una persona está haciendo piragua, desde el exterior, puede haber otra persona
que le esté observando, que vea como hace la acción de hacer piragua, pero sólo
puede ver el sujeto que reproduce la acción pero éste, el observador, no
obtiene ninguna experiencia.
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EL CUERPO PARA EL OTRO CONCEBIDO POR EL SER
En
el momento, que el piragüista ha visto que hay una persona observándole, es el
momento en el que se siente consciente de su cuerpo, empieza a fijarse en si lo
hace bien, lento, rápido, etc. y ahora, hace piragua para el otro, para que le
vea eficaz, bueno, etc. En este momento, es donde se puede sentir inseguro por
la presencia del otro.
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